Este no era un campeonato del Mundo más. Y los nervios así lo decían.
El campeonato del Mundo de Lausanne 2019 de triatlón significaba muchas cosas: dar un paso de gigante en la clasificación para Tokio 2020 (es la prueba que más puntos otorga en el ranking de clasificación), renovar la beca del Comité Paralímpico, volver a estar entre los mejores del mundo un año más….
Y en consecuencia lo preparamos: más y mejores entrenos, alimentación medida y llegando en el mejor momento físico, fisioterapia, descanso… teníamos que estar a la altura.
En esta ocasión volvíamos a compartir salida con la categoría PTS2 y PTS3, lo que hacía que nos juntarnos 35 deportistas en la salida, algo también nuevo a gestionar. En mi categoría, como viene siendo la costumbre, un nivel altísimo. De hecho creo que esta ocasión por fin reúne a los mejores. Y por último, por añadir algo más de épica, un circuito en bici que va a marcar las diferencias seguro, con 2 subidas por vuelta muy duras.
Comienza la prueba con muchos golpes pero limpios, sabiendo aguantar a mis rivales rápidos y que salen mejor que yo, pero que suelo recortar distancias a medida que pasan los metros. Llegamos al final del primer segmento y llego a la t1 en 4ª posición pero corro para salir con la bici ya en 2º lugar. Bici a muerte, como tiene que ser y sabiendo que subo bien. De hecho coincido en medios de una «guerra» entre varios triatletas de la PTS5 que salieron antes (llevaban una vuelta más que yo) y de hecho vamos a la par en cada subida. Cuando llega un punto de giro aprovecho para ver a mis rivales. Me sorprende mi rival chino que viene muy cerca y busco al estadounidense porque es el mejor en la bici. El francés en primera posición aunque no excesivamente lejos. En la última vuelta el chino me coge y me pasa en una bajada, pero en la última subida lo vuelvo a pasar y llegamos pegados a la t2. Salimos juntos a correr a un gran ritmo. De hecho se me va, pero poco a poco lo cojo y nos ponemos en paralelo. El resto están lejos, por lo que quedan 4km para un mano a mano entre él y yo. De nuevo algo nuevo en nuestro deporte y que dice mucho del nivel de la categoría. Me intento ir al empezar la última vuelta ya que no suelo tener gran final, pero me mantiene una distancia. A falta de 500 metros me coge y hace un cambio que yo no tengo. Finalmente entro en meta 3º. Tercero del mundo. Perdimos el sprint pero el paso para Tokio es tan grande que sólo puedo estar más que contento.
Después de un control antidoping volvemos al hotel y veo un vídeo de mi hijo viendo el triatlón y animándome… toda la emoción sale justo ahí, con él y gracias a él.
Gracias a todos los patrocinadores y amigos que me apoyáis diariamente. Hacéis que el duro esfuerzo diario merezca la pena.